Nuestros ancestros sí que descubrieron el poder de la música, mucho antes de lo que se creyó hasta ahora. Se trata de unas flautas, hechas de huesos de ave y marfil de mamut, que tienen entre 42.000 y 43.000 años de antigüedad.
Los instrumentos fueron encontrados en una cueva en el sur de Alemania, en la cual también se halló evidencia de una temprana ocupación de Europa por parte del Homo Sapiens.