Las arañas féminas son incluso más ruidosas que algunos humanos a la hora de hacerle saber a sus parejas lo que quieren durante el acto sexual. Cuando se emparejan, la hembra de la especie Physocyclus globosus chilla para indicarle a su hombre lo que deberían estar haciendo. La intención de los gritos es que el macho la excite, lo cual logran apretando rítmicamente los genitales internos de la hembra. Cuanto más la estruje el macho, mayor es la posibilidad de que sea su esperma el que la preñe.