Primero, por definición, ya que "mojado" significa normalmente "cubierto por una capa de agua". Pero, desde el punto de vista científico, mojar se refiere también a la capacidad de un líquido para adherirse a una superficie sólida.
El mercurio líquido no moja mucho puesto que resbala inmediatamente por la mayoría de las superficies.
Esto se debe a que sus átomos no entregan fácilmente sus electrones más externos, de modo que no forma enlaces electrostáticos con otras superficies.
Las moléculas de agua son polares, es decir, poseen un átomo de oxígeno de carga negativa y dos átomos de hidrógeno de carga positiva, que sobresalen como si fuesen las orejas de un conejo.
Estas cargas eléctricas permiten que las moléculas formen enlaces electrostáticos débiles con muchas otras sustancias.
El fluido más "mojador" es el helio líquido. A -270.97 grados Celsius, el helio se transforma en un superfluido.
Éste es un extraño estado cuántico de la materia que sólo ocurre a bajísimas temperaturas y causa la pérdida de toda fricción y viscosidad.
El superfluido del helio sube por los lados de una taza y se desborda hasta que no queda nada dentro.