Un grupo de arqueólogos se encontraba explorando las orillas del Mar Negro, cerca de un monasterio medieval en la pequeña ciudad de Sozopol, Bulgaria, donde descubrieron dos esqueletos atravesados por una estaca de hierro en la zona del corazón. Estaban enterrados en lo que habría sido un “cementerio de vampiros”.
Según cuenta la leyenda, a los vampiros se les enterraba una estaca en el corazón para evitar que volvieran de la muerte en busca de la sangre de los vivos. Eran enterrados junto a ajos y agua para ser aniquilados definitivamente.
Estos cuerpos datan del siglo VIII o IX, y revelan la costumbre pagana que practicaban los pobladores de entonces, cuando creían que una persona podría ser dañina para el pueblo, para que no volviesen de entre los muertos los exhumaban y les clavaban una estaca para que así no se transformaran en vampiros.
A pesar que las leyendas acerca del vampirismo en los Balcanes datan de hace bastantes siglos, el mito moderno se basa en la novela de Drácula publicada en el año 1897 por Bram Stoker, inspirada en historias populares de la zona.