Su nombre es “Meshworm” y fue modelado para asimilarse a un gusano de tierra, pero capaz de sobrevivir poderosos martillazos.
En lugar de usar motores en base a líquido, aire o silicona para desplazarse, el Meshbot usa un músculo artificial creado con una aleación con memoria, que le permite moverse muy parecido a la forma como se mueve un gusano. El aparato podría ser usado para espionaje o para entrar a lugares recónditos, aunque la tecnología también podría aplicarse para la medicina y la construcción de prótesis.
El robot está envuelto en una malla cilíndrica hecha de titanio y níquel, que se expande y contrae con el calor. El cable está separado en segmentos y se le aplica corriente a ciertas partes para calentar segmentos determinados. Esto hace que algunas partes del Meshbot se contraigan en ciertos momentos, permitiéndole avanzar por una superficie.
