Quería entender como funciona la musculatura del corazón humano, pero Kit Parker construyó una medusa artificial. Su creación, a la que llama «Medusoide» —mezcla de medusa y androide—, replica tan bien los movimientos de su equivalente vivo, que se atreve a calificarla de «criatura sintética».
El secreto estaba en construir un material que fuese capaz de replicar los movimientos de la medusa al aplicarle una corriente eléctrica. Hicieron crecer una lámina de células de la musculatura del corazón de una rata —que se contraen ante un estímulo eléctrico— y las combinaron con una capa de polímero de silicona —que le permite volver a su estado original cuando cesa la corriente—. Entre ambas conseguían una imitación perfecta de la forma y la función.